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IDEAS Y FUNDAMENTOS

—ooOOooo–

Conferencia de Barraycoa, nuestro presidente.

LA LEYENDA NEGRA POR ALBERTO G. IBAÑEZ

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https://doctoradolfoherrera.blogspot.com/ BLOG DEL DOCTOR HERRERA, VICEPRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN UNIDAD HISPANISTA



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  OBRA DE LA MASONERÍA.  Monografía

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Video para ser conscientes de las agresiones que ha sufrido la Hispanidad

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Marcelo Gullo

La leyenda negra que condujo a la subordinación social y cultural de Hispanoamérica y de España durante siglos, y que las ha llevado a no reconocer su enorme y rico legado, ha sido la obra más genial del marketing político británico, estadounidense y, curiosamente, soviético. Esta monumental obra rebate, uno por uno, todos los clichés creados durante generaciones y demuestra que nada separa a España de América, ni a América de España, salvo la mentira y la falsificación de la historia, y lo hace desde diferentes perspectivas y valiéndose de múltiples referencias como la literatura o el cine.

En este libro Marcelo Gullo Omodeo comprueba que la leyenda negra fue la obra más genial del marketing político británico. Que increíblemente los españoles subordinados culturalmente terminaron creyendo la historia de España e Hispanoamérica que escribieron sus enemigos históricos y se avergüenzan de un pasado del que deberían sentirse orgullosos. Que Hernán Cortés no fue el conquistador de México sino el libertador de cientos de pueblos indígenas que estaban sometidos por el imperialismo más feroz que ha conocido la historia de la humanidad: el imperialismo antropófago de los aztecas. Que no fueron Pizarro y el puñado de españoles que lo acompañaban los que pusieron fin al imperialismo totalitario de los incas sino los indios huancas, los chachapoyas y los huaylas. Que los pueblos originarios estuvieron contra la independencia. Que las masas indígenas en Colombia, Ecuador y Perú se mantuvieron fieles a la corona española hasta el final. Que los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín no quisieron romper de forma absoluta los vínculos que unían a América con España sino que buscaron con todas sus fuerzas la constitución de un gran imperio constitucional hispano-criollo con capital en Madrid. Que la responsabilidad de la disolución del imperio español la tiene Fernando VII que prefirió estar preso en Europa y no libre en América. Concluye el autor demostrando que nada separa a España de América, ni a América de España, salvo la mentira y la falsificación de la historia, y que el futuro de España e Hispanoamérica depende de que sean capaces de desterrar para siempre el mito de la leyenda negra de la conquista española de América.

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ENTREVISTA A MARCELO GULLO

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ENTREVISTA A José Manuel Bou (En Somatemps): “La Hispanidad es la única fuerza cultural global capaz de oponerse a la anglosajona, ya declinante”

POR SINNOMBRE el  • ( 1 )      6 Votes

José Manuel Bou Blanc es licenciado en derecho y escritor, autor de los libros “Asociacionismo en la UVEG, una mirada crítica”, “Crisis y estafa” y “El sueño de España”, libro sobre el que reflexiona en esta entrevista.

¿Por qué un libro titulado “El Sueño de España”?

Barajé varios títulos y finalmente me decidí por este a pesar del chiste fácil de decir que el sueño acabó en pesadilla, porque creo que, en realidad, la pesadilla fue el mundo moderno que crearon los enemigos de España, cuando los delirios de Lutero, Calvino y Enrique VIII lo poblaron de monstruos, el mundo de los genocidios y los gulags, que ahora agoniza en la posmodernidad.

¿Cuál es el sueño de España?

El sueño de España es el sueño de sus marinos y aventureros, de ver que había más allá del mar; el de sus reyes y emperadores, de unidad y grandeza; pero también los sueños de sus sabios, de libertad y justicia, expresados en Trento; y los de sus místicos, de salvación del género humano formando una gran familia. En definitiva, los sueños de España le han dado forma al mundo. Por eso, desde que España ya no sueña, el mundo va a la deriva.

En la primera parte, “El brazo de Dios” destaca la misión providencial de nuestra patria… ¿Hasta qué punto fue importante en la expansión del catolicismo por el mundo?

De una importancia fundamental. Ya dijo Menéndez Pelayo aquello de que los españoles eran capaces de “entregar a la Iglesia romana cien pueblos por cada uno que le arrebataba la herejía” con la evangelización de América, que fue una gesta espectacular. Además de eso, España salvó dos veces a la Iglesia en el mismo siglo, frente al turco en Lepanto y frente a la herejía protestante en Trento. Sin España el islam hubiese conquistado toda Europa, y de igual modo, sin España, el protestantismo hubiera destruido a la Iglesia Romana. El mundo sería entonces, objetivamente, un lugar peor, más frio y cruel, porque la fraternidad y el perdón, antes considerados debilidades, integran ahora nuestra sensibilidad colectiva gracias al ejemplo de Cristo. Además, filósofos ateos como Gustavo Bueno reconocen que el catolicismo salvó la razón frente al totalitarismo islamista y al irracionalismo protestante. Sin contar con que, para los que somos creyentes, la expansión del catolicismo significa la salvación de millones de almas.

¿Se podría decir que el Siglo de Oro en las artes y con la Escuela de Salamanca en Teología el Imperio alcanza todo su esplendor?

No solo el Imperio español, toda la Civilización europea-occidental-cristiana alcanza su punto de máxima perfección, ese “momento superior en la especie humana” a decir de Hippolyte Taine. En el Siglo de Oro se consigue la excelencia literaria y artística y en la Escuela de Salamanca se construyen los cimientos de la modernidad bien entendida, antes de que el protestantismo lograra introducir las semillas de decadencia que ahora dan sus amargos frutos. En Salamanca, además de la perfección de la teología, se sientan las bases del desarrollo científico, que tuvo en el descubrimiento de América su máximo catalizador, nace la economía como ciencia, el derecho de gentes…etc.

¿Cuáles fueron las causas de la decadencia?

Más que decadencia, entendida como un proceso natural de vejez, cabría preguntarse, siguiendo a Ramiro Ledesma en su Discurso a las Juventudes de España, si no se trató más bien de una derrota. La España peninsular tenía la mitad de habitantes que Francia, menos suelo cultivable y menos agua y, aún en el momento que más oro llegaba de América, Carlos I recibía aproximadamente la mitad de rentas que el Sultán otomano. Sin embargo, España infringió derrotas continuas a franceses, turcos, ingleses, luteranos alemanes y calvinistas flamencos, en, no dos, sino multitud de frentes, agotadores cada uno de ellos, por separado y unidos en repugnantes alianzas contra natura, como la de Francia con el turco. Las continuas victorias inverosímiles de España durante siglo y medio frente a rivales superiores en número hacían afirmar a sus atónitos enemigos que Dios debía ser español, para obrar tales milagros. La pregunta, por tanto, más que por las causas de la decadencia/derrota debería ser por el milagro del predominio español durante tanto tiempo frente a enemigos superiores en poder, aunque inferiores en virtud. Luego, sí que hubo una cierta decadencia, al fracasar el proyecto de modernidad de España por su derrota final e imponerse el de sus enemigos, de modo que España quedó paralizada ante la disyuntiva de aceptar ese proyecto de modernidad hacia el que sentía una natural desconfianza o quedar fuera de la historia.

Una decadencia que, aunque con altibajos, se fue consumando lentamente hasta nuestros días.

Lo que ocurrió a partir de la Guerra de Sucesión y, muy especialmente, del desastre del 98, es que la leyenda negra urdida por los enemigos de España como propaganda de guerra contra su Imperio, una versión calumniosa de nuestra historia sobre cuya falsedad no cabe ninguna duda en la historiografía seria, comenzó a ser creída dentro de la propia España. Esto fue una tragedia que generó una depresión nacional y un complejo de inferioridad, una baja autoestima colectiva de la que todavía estamos sufriendo las consecuencias, como el separatismo en determinadas regiones o el odio a nuestros símbolos comunes como la bandera, el escudo o el himno.

El franquismo fue un periodo importante para recuperar la grandeza de España.

Sin ninguna duda. No en el sentido de recuperar el Imperio, porque las circunstancias internacionales no lo permitieron, pero sí para recuperar la grandeza moral y la autoestima y lograr un posicionamiento exitoso como nación política moderna relevante en la esfera internacional, a pesar del aislamiento sufrido en determinadas etapas del régimen. El franquismo representó el primer proyecto de normalización de España después de esa parálisis que comentábamos, logrando la industrialización pendiente desde hacía demasiado tiempo y una prosperidad material al nivel de las demás naciones europeas, manteniendo nuestra soberanía y un nivel importante de justicia social.

Con la democracia volvió la decadencia y muchos problemas como los separatismos y la corrupción moral y de costumbres…

Si decíamos que el franquismo representó el primer proyecto de normalización de España entre las naciones de su entorno, el Régimen del 78 supone el segundo, que triunfa donde el franquismo fracasó, dándonos un sistema político asimilable a los de las potencias vencedoras en la Segunda Guerra Mundial, la democracia parlamentaria, pero fracasa donde el franquismo triunfó, siendo incapaz de mantener nuestra soberanía, convirtiéndonos en otro estado satélite más del Imperio mundialista anglosajón; siendo incapaz de mantener nuestra prosperidad, hundiéndonos en una crisis económica tras otra; siendo incapaz de mantener nuestra justicia social, aumentando cada vez más las diferencias entre ricos y pobres y eliminando progresivamente los derechos de los trabajadores, y, finalmente, siendo incapaz de mantener nuestra cohesión nacional, dando alas al separatismo. Con él entran también todas las señales de decadencia de la posmodernidad, como la delincuencia violenta, las drogas, la destrucción de la institución familiar y demás muestras de mala salud social.

El concepto de hispanidad como tal es relativamente reciente. Háblenos de la importancia de recuperar la hispanidad como cristiandad menor…

Entendemos por “Hispanidad” el conjunto de razas y pueblos, de valores y de culturas, conformados por el descubrimiento y la evangelización de América y otros territorios a los que llegaron españoles y que utilizan el español como lengua franca y vínculo cultural, y la religión y la cultura católica, como guía espiritual.

El término, que existía con una acepción lingüística desde 1531, fue resignificado a principios de siglo XX por Unamuno y por el sacerdote español Zacarías de Vizcarra, que en 1926 propuso que debía cambiarse el término «Fiesta de la Raza» por el de «Fiesta de la Hispanidad». Ramiro de Maeztu, por su parte, que desarrolló el concepto con brillantez en su famosa obra “Defensa de la Hispanidad”, sostenía que la Hispanidad había creado el propio concepto de humanidad al descubrir los últimos contornos del mundo y defender en Trento que podían salvarse todos los hombres sin estar determinados pueblos, razas o clases sociales predestinados para ello, mientras otros lo estaban a condenarse, como defendía la doctrina protestante.

De ahí que afirme que la Hispanidad es la creación más importante de la historia universal, solo por detrás de la aparición del cristianismo. En la actualidad, la Hispanidad es la única fuerza cultural global capaz de oponerse a la anglosajona, ya declinante, portadora de unos valores y claves civilizacionales capacitadas para superar la aparentemente irremisible decadencia de occidente. El mundo necesita a la Hispanidad. El mundo necesita que España vuelva a soñar…

Javier Navascués

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Referencias de otros autores ya clásicos

JULIÁN JUDERÍAS, un historiador de principios del siglo XX de reconocimiento internacional, en La Leyenda Negra:  

“En efecto: ¿quiénes sino los extranjeros han sido los que durante el siglo XIX han dedicado a nuestro país la misma, si no mayor atención que al propio? Porque, en el caso de España, se da el curioso fenómeno de que la acusación y la defensa proceden de una misma fuente. Extranjeros son los que nos denuncian ante la faz del mundo civilizado como representantes de la intolerancia y del fanatismo, como pueblo inculto y eternamente inútil, y extranjeros también los que demuestran con sus obras la vanidad de tales acusaciones. Sólo que la voz de los que hablan en favor nuestro se pierde a lo mejor en la soledad y en el vacío y, en cambio, la de aquellos que nos denigran halla eco sonoro en las masas ignorantes y crédulas”.

[…]”la leyenda creada hace tres siglos por Guillermo de Orange, corregida y aumentada por nuestros enemigos políticos y religiosos y exagerada más tarde por el desdén que inspiró a todos nuestra lamentable decadencia, perdura en la mente de nuestros contemporáneos. Y como la vida moderna, con sus apremios, no permite dedicar tiempo a estudios eruditos ni a investigaciones personales, predomina y se impone el criterio de las obras de vulgarización —más o menos inspirado en esa leyenda— y da lugar, de cuando en cuando, a movimientos de opinión tan molestos y vergonzosos para España como aquellos de que fueron teatro las grandes capitales de Europa en fecha no muy lejana todavía. […]En la lucha que se trabó después entre liberales y reaccionarios se apeló a la tergiversación de los hechos históricos, a la exageración y a la omisión, lo mismo que lo hacían los extranjeros. En las Constituyentes del 69 hubo incidentes que resultarían cómicos si no revelasen el profundo desconocimiento de lo propio. Las polémicas del Sr. Revilla con el Sr. Menéndez Pelayo fueron manifestación evidente de esto último. Y si nos detenemos un momento nada más en el triste período que siguió a la guerra con los Estados Unidos y en el período no menos triste de 1909 y 1910 ¿no sacaremos del estudio de uno y de otro, que hemos sido nosotros los que hemos formulado acusaciones más vehementes contra nuestro modo de ser, los que hemos censurado con más crudeza nuestros errores, los que hemos propuesto como único medio salvador la renuncia a todo lo nuestro y a la imitación de todo lo ajeno?”

MADARIAGA: “los naturales del Nuevo Mundo no habían pensado jamás unos en otros no ya como una unidad humana, sino ni siquiera como extraños. No se conocían mutuamente, no existían unos para otros antes de la conquista. A sus propios ojos, no fueron nunca un solo pueblo. En cada provincia  —escribe el oidor Zorita que tan bien conoció a las Indias— hay grande diferencia en todo, y aun muchos pueblos hay dos y tres lenguas diferentes, y casi no se tratan ni conocen, y esto es general en todas las Indias, según he oído. Los indios puros no tenían solidaridad, ni siquiera dentro de los límites de sus territorios, y, por lo tanto, menos todavía en lo vasto del continente de cuya misma existencia apenas si tenían noción. Lo que llamamos ahora Méjico, la Nueva España de entonces, era un núcleo de organización azteca, el Anáhuac, rodeado de una nebulosa de tribus independientes o semiindependientes, de lenguajes distintos, dioses y costumbres de la mayor variedad. Los chibcha de la Nueva Granada eran grupos de tribus apenas organizadas, rodeados de hordas de salvajes, caníbales y sodomitas. Y en cuanto al Perú, sabemos que los incas lucharon siglos enteros por reducir a una obediencia de buen pasar a tribus de naturales de muy diferentes costumbres y grados de cultura, y que cuando llegaron los españoles, estaba este proceso a la vez en decadencia y por terminar. Ahora bien, éstos fueron los únicos tres ncentros de organización que los españoles encontraron. Allende aztecas, chibchas e incas, el continente era un mar de seres humanos en estado por demás primitivo para ni soñar con unidad de cualquier forma que fuese”.

El sacerdote JOSÉ MARÍA IRABURU, cuyo libro “Hechos de los apóstoles en Hispanoamérica”, extensa obra cuya lectura es imprescindible para conocer la gran misión de los españoles en el Nuevo Mundo afirma que “quizá nunca en la historia se ha dado un encuentro profundo y estable entre pueblos de tan diversos modos de vida como el ocasionado por el descubrimiento hispánico de América.

En el Norte los anglosajones se limitaron a ocupar las tierras que habían vaciado previamente por la expulsión o la eliminación de los indios. Pero en la América hispana se realizó algo infinitamente más complejo y difícil: la fusión de dos mundos inmensamente diversos en mentalidad, costumbres, religiosidad, hábitos familiares y laborales, económicos y políticos. Ni los europeos ni los indios estaban preparados para ello, y tampoco tenían modelo alguno de referencia. En este encuentro se inició un inmenso proceso de mestizaje biológico y cultural, que dio lugar a un Mundo Nuevo”. “Que las leyes de Indias no siempre se cumplían y que hubo abusos y desacatos a las disposiciones reales nadie lo duda. En una extensión inmensa de territorio conquistado con colonizadores y conquistadores que actuaban a su arbitrio, muchas veces de manera incontrolada, los incumplimientos de las disposiciones reales se prodigaron, pero no era una cuestión sistémica. Era imposible, en aquellos tiempos con los medios de que disponían, saber con precisión lo que sucedía en una extensión que multiplicaba por varias decenas la superficie de la Península Ibérica. Era simplemente milagroso que no hubiera más deserciones en aquellos colonos que buscaban riquezas y tierras donde gobernar. Sin embargo, los controles fueron todo lo eficaces que las ya de por sí difíciles condiciones lo propiciaban.

La Hispanidad se funde con lo español que es algo intangible, algo espiritual. Algo inmaterial. Algo sustantivo desde una perspectiva histórica y desde una visión filosófica, de la filosofía de la historia, según dice el mismo Gustavo Bueno.

Es un drama que el sistema educativo actual, diseñado por mentes que tratan de destruir ese entramado histórico y civilizador, y esa filosofía y cultura propias de nuestra naturaleza, trate de abrir una brecha cognitiva en las mentes de los educandos eliminando aspectos y períodos sustanciales del desarrollo vital; de esta forma vital de ser España y la Hispanidad con perspectiva histórica.”

Este enfoque coincide con la visión de ELVIRA ROCA BAREA, ahormada por el estudio de las fuentesque proyectan una concepción de la tarea civilizatoria que tuvo España en el mundo. Porque, y sigue RAFAEL ALTAMIRA, directamente relacionado con La Institución Libre de la Enseñanza a principios del pasado siglo, y, de raíz krausista:  “no se preocupó España tan sólo deexplotar económicamente sus colonias sino también civilizarlas y así lo hizo. Esa civilización se puede entender entodo caso de dos maneras: Primera, para los colonos blancosúnicamente. Segunda, para éstos y para los indígenas. Lasegunda manera fue la característica de la acción española enAmérica y demás territorios ultramarinos. La primeracondición para implantar sólidamente esa manera, tenía queser, necesariamente, la de considerar como iguales, en razón ala humanidad y del derecho, a los colonizadores y a los naturales del país colonizado. Así lo proclamó y lo hizo España.

El Estado español fue el primero en el mundo y en la Historia que expresó jurídicamente el reconocimiento y lo practicó. Lo hizo a base de la igualación civil de los indígenas con los europeos dominadores. También fue el primero que  reaccionó contra la teoría aristotélica de la esclavitud; y todavía fue más allá, puesto que, con fina percepción de la realidad de las cosas, completó el principio igualitario en punto al derecho, con la concesión de los privilegios que la condición sencilla e inculta de la masa de los indios, requerían: esto es, la excepción a algunas de las obligaciones que el Estado español imponía a sus súbditos blancos; por tanto, la consiguiente irresponsabilidad de los indígenas en cuanto al incumplimiento de ellas”.

Con los parámetros de pensamiento actuales, sensibilizados por la idea de defensa de los derechos humanos, es fácil hacer crítica de aquellos tiempos.

Sin embargo, hay que situarse en la época. Imaginemos unos exploradores de nuevos mundos, tras la peripecia de atravesar el Atlántico con una misión encomendada por la Corona imperial, de civilizar ese mundo. Era gente ruda, con pocos recursos de vida en su tierra natal, en busca de riquezas. ¿Y quién no tendría esa motivación? ¿Alguien puede imaginar que la idea de llegar a esas nuevas tierras inexploradas pudiera hacerse sin ninguna aspiración?

Por cierto. El angloamericano nada católico Charles F. Lummis  en su obra Los exploradores españoles del siglo xvi: vindicación de la acción colonizadora  española en América” tras recorrer parte de los antiguos virreinatos, se deshizo en alabanzas y expresiones de asombro por la obra de los conquistadores en Hispanoamérica y por la civilización creada en esta arte del Nuevo Mundo. Y nadie le obligaba a hacerlo, más bien tuvo poca receptividad su discurso en el ámbito anglosajón, como si fuera un traidor a la causa protestante.

Sánchez Albornoz, que fue presidente del Gobierno republicano en el exilio, decía desde su ciudad de acogida, Buenos Aires, en su Ensayo sobre histología lo siguiente:desdén, horrible desdén hacia los mensajesde la historia. ¿De quienes fueron hijos de los regímenes deItalia, Alemania o España? De la anarquía italiana,germana o España anteriores a la exaltación de las tresdictaduras. Las masas no son responsables, porque sonmasas, pero lo son sus guías y caudillos. Y fue en vano que laHistoria gritase a éstos, desde el fondo de los siglos, quenunca está más cerca un pueblo de la tiranía que en los díasde la demagogia. Y fue inútil que los historiadores lodijéramos en España. Nunca está más cerca un pueblo de latiranía que en los días de la demagogia porque el hombrepuede desoír los mensajes de la Historia, pero a su costa yriesgo, sufriendo un traumatismo no menor que si intentainfringir las leyes de la naturaleza. El hombre puede desafiarlas leyes físicas ponerse a caminar sobre el mar, ingerircianuro de potasio, tomar con la mano un cable eléctrico, peroa costa de su propio pellejo, es decir de su vida. El hombre nosólo puede intentar de subir sino puede resultar en realidadun mensaje de la historia pero ésta se venga de él a la postre,no muy tarde, con menos rigor de la naturaleza, y conconsecuencias mucho más funestos, más terribles que si sehubiera pretendido controlar una ley física con consecuenciasmás terribles y funestas, porque el desprecio del mensaje histórico es siempre colectivo; y el traumatismo que produce taldesdén alcanza por tanto no sólo a los culpables directos delolvido del precepto de la historia sino a las masas inocentes detodo un pueblo, de los pueblos vecinos y ahora y aun de lahumanidad entera”

Soy consciente de que intentar recuperar la conciencia histórica con la verdad y los hechos comprobados de forma empírica validando los resultados, es un intento baldío; porque mentes embotadas por una ingeniería social masónica encuadrada dentro de una planificación deconstructiva de la verdad en nuestra nación, para modificar la cosmovisión colectiva son campo yermo para estas semillas.

Estoy seguro de que estos representantes de la soberanía nacional antipatriotas y contrarias a los hechos verificados y veraces no harán el más mínimo esfuerzo por acercarse al pasado de nuestra historia colectiva. Si quieren representar a España primero fórmense, segundo infórmense, y tercero hagan juramento ante la memoria colectiva de nuestros antepasados de que no van a traicionar tanta sangre derramada por lograr consolidar una idea colectiva.

Izquierda de este país que tanto daño ha hecho en el presente y en el pasado, deje de conspirar contra España, contra los españoles, abandonen las estrategias de extensión del socialismo erradicando cualquier atisbo de desarrollo y de progreso, cómo lo están haciendo en todo el Cono Sur de la América hispana, de las antiguas “Españas” por la agenda Sao Paulo o la agenda del Grupo Puebla que es la versión edulcorada del proyecto castrista.  Váyanse si no son capaces de defender con ahínco el futuro de nuestras generaciones futuras. No les dejen un poso de deshumanización y de vaciamiento existencial, de penuria intelectual.

,https://elcorreodeespana.com/amp/opinion/396308473/Izquierda-y-centro-despistado-yermo-intelectual-Por-Ernesto-Ladron-de-Guevara.html

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