Mes: mayo 2021
Ernesto Ladrón de Guevara
Que la izquierda española es antipatriótica y está a espaldas de la verdad histórica de nuestro país ya no es ningún secreto. Que los procesos de deconstrucción de nuestra historia, de falsificación de la realidad de nuestro pasado y de adoctrinamiento de las masas es una realidad incontestable, que se une a los esfuerzos de los secesionistas de destruir la unidad patria, también. Aunque no nos debemos quedar con la constatación de los hechos, sino que hemos de aventurarnos en la interpretación de los mismos.
Coincido con Unamuno en sus monodiálogos editados en 1972 cuando dijo que ello en la España de sus tiempos se debía a “[…]la falta de instrucción y hasta a deficiencia intelectual por falta de cultivo de la mente de los actores del drama. O tragicomedia o sainete si usted quiere. Usted cree, verbigracia, que es educativo, que es disciplinario enseñar historia de España para entender el patriotismo ortodoxo y declamar sobre las glorias nacionales. ¿No cree usted que es más educativo, mucho más educativo, enseñarla como quien enseña química?”
Ahora bien, asumiendo este principio de objetividad de la historia, y sin intención de hacer exaltaciones patrióticas trayendo a colación las honras y glorias de aquellos conquistadores españoles en América y a los evangelizadores, tampoco es aceptable que, en sentido contrario, se manipule y deforme la realidad de nuestro pasado haciendo caldo de cultivo gordo a los enemigos de nuestra nación que han tratado de descomponerla y romper los lazos de unidad entre todas las Españas nacidas con el legado de Isabel la Católica y de Francisco de Vitoria y la escuela de Salamanca. Zapatero a tus zapatos y los políticos a resolver los problemas de España ya está bien de negacionistas de la historia. Dejen la historia para los historiadores.
La Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados ha mantenido este martes un debate sobre la figura de Hernán Cortés y la conocida como Leyenda Negra española, a raíz de la propuesta del grupo parlamentario de Vox para impulsar una adecuada celebración del quinto centenario de la conquista de México, que, finalmente, ha sido rechazada.
No hay motivos razonados en base a la historiografía científica para ese rechazo. Es evidente que los motivos son políticos, basados en la ingeniería social puesta en marcha desde hace décadas para modificar la cognición y la percepción de las gentes, guiando a las masas hacia un sistema en el que el pasado deja de existir en su realidad objetiva, y la sociedad deja de ser un sumatorio de personas con raíz histórico-antropológica. Es decir, entroncadas dentro de un itinerario indeleble de hechos del pasado, entre los que se encuentra algo realmente apasionante y extraordinario, como la generación de un principio vital civilizador que fue un imperio en un orden mundial basado en la idea ecuménica cristiana contra la que se movilizaron —y aún seguimos en ello— las logias masónicas en España; desde hace cuando menos doscientos años.
En mi ciudad de Vitoria hay una lápida en el Paseo Fray Francisco que reza así: “Yo, James Brown Scott, anglosajón protestante, declaro que el verdadero fundador de la Escuela moderna de Derecho Internacional es Fray Francisco de Vitoria, español, católico y monje dominico” y yo añado que habían más de los que fueron los antecesores de los actuales Derechos Humanos, como Domingo de Soto y Francisco de Vitoria entre otros franciscanos y dominicos. Y eso no fue ahora. Sucedió en el siglo XVI.
El diputado socialista Marc Lamuà ha replicado que Vox ha proclama las bondades del imperialismo llevando al Congreso esta iniciativa, aludiendo al régimen de Franco, como si el Imperio tuviera relación directa con Franco, aunque fuera quinientos años anterior en la secuencia de la historia. Todo lo que tiene que ver con los orígenes de España parece que está relacionado con Franco, para estos manipuladores de la conciencia colectiva.
Para no faltar al muestrario del disparate, la diputada por En Comú Mar García Puig, se muestra hipócritamente triste por lo poco que se ha evolucionado en la versión de la historia, adjudicando a los demás lo que es genuinamente característica de ese partido socavador de los cimientos de nuestra civilización. En fin, para qué seguir. No merece la pena. El nivel intelectual y la categoría humana del actual regimiento de vividores del erario no tiene parangón en toda la historia de la política desde Grecia. Estamos en el umbral mínimo en la dimensión del subsuelo. “Creo que estamos delante de un panfleto negacionista lleno de mentiras y de soberbia, como afirmar que el imperio español sacó a los pueblos precolombinos de la antropofagia, que fue el menos racista de la Historia o que compartió las ventajas espirituales con la población indígena», ha afirmado, para recordar que en cuatro décadas hubo 12 millones de amerindios muertos” dice la mendrugo. Y se queda tan ancha esta demoledora del Estado Constitucional siguiendo las directrices de la Agenda 2030.
Vamos a hacer un poco de pedagogía, aunque no creo que este tipo de intelectuales de charol llegue a comprender ideas más complejas que las expuestas en la página de deportes de los diarios.
ALBERTO G. IBÁÑEZ en La leyenda negra: historia del odio a España dice que “España amenazó con convertirse en hegemónica en Europa, en los mares y en el mundo. Fue además el primer imperio global con presencia en los cinco continentes. En tiempos de los Austrias, dominaba sobre el sur de Italia, Holanda, Bélgica, (obviamente sobre la propia España), Portugal y partes considerables de la actual Francia (lo que se olvida pero no se perdona), toda la América Central y Meridional, la mayor parte de los territorios occidentales y meridionales de los actuales Estados Unidos (lo que tampoco se olvida ni se perdona), las islas Filipinas, Madeira, Azores, Cabo Verde, el Congo, Angola, Ceilán, Borneo, Nueva Guinea, Sumatra y las Molucas, además de numerosos establecimientos en otras tierras insulares y continentales de Asia. Como consecuencia, la mayoría de las naciones con poder suficiente se dedicaron a tratar de arrancarle alguna, sino todas, de sus posesiones y ventajas. Y dos siglos de luchas tampoco se olvidan ni se perdonan, fácilmente (S. Madariaga, 1979, p. 35). No había sitio para tantos en el pedestal. De un carro pueden tirar dos caballos, tres ya se pelean. Todo esto no resulta nada extraño sino la consecuencia lógica de los intereses que mueven la política internacional y de las grandes potencias desde hace siglos. Había que encontrar alternativas al poder superior naval y militar español, y para ello no se dudó en promover el chantaje, el soborno, la compra de agentes infiltrados, las campañas de desinformación, la falsificación de documentos, las actividades ilícitas o alegales, la utilización de delincuentes (corsarios y piratas) para el trabajo sucio[…] El objetivo (en el siglo XVI ) era evitar a toda costa que España dominara el mundo; bien, misión cumplida. Otros lo han dominado en su lugar, y no siempre para bien. Dos guerras mundiales (por cierto en las que España no participó directamente ni contribuyó a su desarrollo) son prueba de ello. Las guerras locales y las estadísticas de hambre y de muerte infantil en el mundo, se añaden a los méritos. No es un saldo para que puedan sacar pecho los que se apresuraron a echar a España del escenario internacional y tomar su puesto” ¿Vamos acercándonos a las razones de los ataques por tierra mar y aire a nuestra Nación? ¿A estos quintacolumnistas actuales les parece bien esto? ANTIPATRIOTISMO BARATO
El tren
JAIME ALONSO – 18 ABRIL 2021
La humanidad, desde su creación, para los que no somos evolucionistas, es el provecho en forma de enseñanza, de la historia. El panteón de sus glorias, evolución, triunfos y fracasos, puestos a la luz de la comparación crítica, suponen la mejor enseñanza de las generaciones venideras. Las lecciones y ejemplos dignos de imitación, también deben ser saludables advertencias de memorables sufrimientos como escarmiento de los errores. Así fue España, desde Roma, hasta que la cristiandad se hizo cuerpo en ella y la universalizó.
Siempre imaginé el devenir histórico de un pueblo, configurado por un territorio, lengua, cultura y voluntad de permanencia, como conjunto/atributo de nación, en el viaje infinito o, no, alegórico de un tren. El viaje machadiano del tren, sentado en un vagón más o menos confortable, según la época y clase social; ligero de equipaje, por la finitud de la vida y con distintos tránsitos cíclicos, “tan lindos para alejarse”, como duros en la llegada. Parábola que deseo incorporar a la percepción del tren en que viajamos desde hace más de dos mil años llamado: España.
La metáfora del tren puede guiar el razonamiento temporal de nuestra existencia; su enorme dimensión pasada y, el incierto futuro, de seguir empeñados en desenganchar los distintos vagones que conforman tan vasta como indómita nación. Siglos en los que nuestra andadura colectiva sufría luchas internas y agresiones externas; invasión de siglos (711/1492); perdida física de la práctica totalidad de los vagones; pero, con un único furgón delantero de guerreros indómitos, se mantuvo la fe, la esperanza de reconquista, el ideal primigenio de unidad y la “misión” heredada de vencer; extremo que consigue, después de ocho siglos, en Granada (1492).
Vuelta al rail natural de su historia, aquella nación privilegiada por la cruz y el derecho, creó bajo el cielo limpio y las tierras varias, todas las Américas Hispanas bajo un mismo sol de Imperio, que no tenía fin. Pero nuestra grandeza, con la insolencia de la revelación transformadora en civilización, hubo de enfrentarse durante siglos, nuevamente, a la persecución y juicio de amigos y enemigos. Nuestra desidia agravada por la feroz campaña de nuestros enemigos seculares en lo religioso, político y territorial, consiguieron que el Imperio tuviera fin; pero no su aliento vital, ni su conciencia creadora, ni su voluntad de permanencia.
Y ese tren continuó la realidad de sus gestas, de los innumerables símbolos; victorias sonadas y alguna cruel derrota, donde se hornearon todas las virtudes y se domaron algunas mezquindades. Pero el genio vital de España permaneció para no sucumbir ante el más fuerte enemigo exterior, con la complicidad interna, en 1808. Aunque las ideas del invasor permanecieran en nuestro suelo y arraigaran en el papanatismo, en apariencia ilustrado, de nuestros dirigentes; y, el pueblo, se fue conformando a la servidumbre impuesta, mientras se perdía un siglo en diputas tribales (siglo XIX), ajena al tañido llamando a la oración y al combate de Compostela.
El tren hispano del siglo XX, lastrado por los pesados vagones de un pueblo sin rumbo aparente, injustamente confundido, acertadamente adoctrinado e intencionadamente abandonado; tenía que acabar en fracaso colectivo, en descarrilamiento caótico, o en el cambio de vía y ocupación de todos los vagones por una potencia extranjera. Sólo en última y milagrosa instancia, pudo España y su pueblo reivindicarse en su raíz historia, y así derrotar a la potencia hegemónica más degradante que ha conocido el mundo, cuya filosofía política se ha convertido en religión, lo que viene a acreditar su origen mesiánico y dificultad de vencer: el comunismo.
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España catatónica
Javier Barraycoa, presidente de la Asociación Unidad Hispanista
España no está muerta, aún. España no está totalmente tetrapléjica, hasta ahora. A España le quieren aplicar la eutanasia, no hay duda. Pero de momento, España está simplemente catatónica. Sigue viva, pero sin sus capacidades motoras y cognitivas en condiciones mínimas para reaccionar ante un peligro más que inminente. España fue hipnotizada por Felipe González, lisonjeada por José María Aznar, desbrozada por Zapatero, aletargada por Rajoy y noqueada por Sánchez.
España ahora yace en la lona del ring. La sangre no fluye al cerebro, la mente no rige, el árbitro ha iniciado la cuenta atrás. Ciertos espasmos, o movimientos políticos agitados y pasionales, nos hacen creer que hay cierta reacción social. Pero estos movimientos son harto insuficientes, falsas ilusiones fruto de reacciones mecánicas. Abandonemos el símil pugilístico y vayamos a la realidad. En lo espiritual simplemente se ha dinamitado cualquier resto de estructura moral natural y no digamos de la sobrenatural. En lo material, el Estado español ha batido su récord histórico jamás registrado de deuda pública de tal calibre. La estructura económica está simplemente quebrada, aunque lo disimulen todos. Europa piensa cobrarse al modo griego la deuda en la que nos han sumergido nuestros gobernantes. Por otro lado, Marruecos se está convirtiendo en una potencia militar con afanes expansionistas, se nos mea con las aguas territoriales, nos chulea con los caladeros y se felicita enviándonos trágicas pateras. Y nadie reacciona.
Todo se vuelve confuso: los partidos políticos se vuelven erráticos, la locura inunda el ámbito de la política, todo roza el suicidio asistido o a pelo. En el mejor de los casos la catatonia suele derivar en un tipo delirante y crónico, donde el sujeto desconecta totalmente con la realidad.
Un parásito social como Puigdemont aún se ve con fuerzas de prorrogar la inestabilidad en España, o presos condenados por sediciosos, pueden salir de sus cárceles para hacer campaña política. La ilegalidad ha encontrado su lugar de confort en la España socialista en un estado de alarma permanente que permite colar las más insidiosas de las leyes y decretazos. Se desarticulan los mandos policiales preparados y se riegan de prebendas carcelarias a los etarras asesinos. El asalto a la judicatura ya se ha iniciado. El jefe de estado calla. Todo en sigilo, como si nada pasara, se prepara un cambio de Régimen. Da igual, España está catatónica y sus enemigos no esperan que reaccione.
Cuando te han golpeado repetidamente en la cabeza, es decir, cuando las elites han traicionado al país, y sólo piensan en ellas, todo se nubla para el cuerpo social. Se pierde el sentido de la existencia y, lo que es peor, de la esencia. Cuando un país pierde sus raíces, su visión de futuro se torna miope y sólo alcanza al cortoplacismo vital. En esta situación, los tacticismos políticos sustituyen a la estrategia nacional. Todo se vuelve confuso: los partidos políticos se vuelven erráticos, la locura inunda el ámbito de la política, todo roza el suicidio asistido o a pelo. En el mejor de los casos la catatonia suele derivar en un tipo delirante y crónico, donde el sujeto desconecta totalmente con la realidad. Así nos convierten es espectadores mudos de nuestra autodestrucción.
Ya no necesitamos reactivos meramente electorales que vienen a ser como las píldoras ilusionantes o frustrantes que nos prescriben cada cuatro años. Estaña necesita despertar; un despertar milagroso fruto de una toma de consciencia que rompa los marcos en los que nos encierra el constitucionalismo esterilizador y la bonhomía.
Pero no hay que perder la esperanza. Dicen los expertos que la catatonia crónica se remedia con una buena terapia electroconvulsiva. Para los que no expertos, se podría traducir esta terapia de choque como un buen chute de revulsivos; o como diría la abuela … “un buen sopapo para que despierte la niña”. Perdonen la expresión, pero siendo la situación trágica no hay más remedio que recurrir a imágenes contundentes de lo que España necesita.
Ya no necesitamos reactivos meramente electorales que vienen a ser como las píldoras ilusionantes o frustrantes que nos prescriben cada cuatro años. España necesita despertar; un despertar milagroso fruto de una toma de consciencia que rompa los marcos en los que nos encierra el constitucionalismo esterilizador y la bonhomía. España necesita de hombres de raza como los que ante el advenimiento de la II República supieron que cada día se convertiría en una batalla a librar por la salvación de la Patria; necesita de aquel tipo de hombres y mujeres que supieron decir no a un destino que parecía inevitable y determinado por las leyes de la Revolución. España necesita de salir urgentemente de su estado catatónico en el que la han sumido tras cuarenta años de interminable transición. El despertar puede ser traumático, en no hacerlo es mortal.
Colombia bajo asedio
Si no entiende usted lo que es el Grupo Puebla, nombre que oculta el Foro Sao Paulo, y lo que intentan Sánchez, Zapatero e Iglesias en España, vean este vídeo de lo que ocurre hoy en Colombia y ha ocurrido en Chile, por lo que hoy Chile está bajo el control comunista. Esto puede ocurrir en España en poco tiempo.
A ver….. ¿Por qué Iglesias va a entrar con Roures en un proyecto audiovisual cuyo fin es la propaganda ideológica?
Nueva York retira el festivo del Día de Colón del calendario escolar
Una pena. La leyenda negra sigue.
El borrado constante de todo rastro del pasado de los paises no se de tiene. En el caso de paises con pasado hispano, como lo son los EE.UU. es especialmente sangrante.